Dios está contigo siempre. Aunque no lo veas, aunque no lo sientas y aunque a veces no lo creas. Sin embargo, en algún punto de nuestra vida aprendimos a creer en Dios de manera equivocada.
Por lo general creemos que, si hacemos algo mal, si cometemos un error, o si nos sale algo mal, de manera involuntaria, o si nos ocurre una grave contrariedad o incluso una tragedia, empezamos a pensar que Dios ya no está con nosotros, que nos abandonó, que no nos ama e incluso algunos empiezan una relación imaginaria donde (ellos piensan) que Dios se la pasa enojado y castigándolos por lo que hacen, dicen, ven y piensan.
No erremos, dice la biblia, Dios no puede ser burlado, todo lo que el hombre coseche, esto también segará. Este versículo habla de “cosechar”, lo cual es el resultado de una siembra. Obvio.
Por lo tanto, si sembramos errores, si alimentamos nuestra mente con cosas negativas, absurdas y sucias, si tratamos mal a las personas, o incluso si no cuidamos nuestra salud física, ¿Qué vamos a cosechar? ¿Mas fe? ¿Felicidad? ¿Paz, ánimo o tenacidad? No, todo lo contrario.
Si sembramos lo malo, cosecharemos lo peor. PERO, ATENCIÓN, ese versículo que leímos no establece la manera de pensar de Dios con respecto a nosotros.
Su palabra entera nos habla de un amor eterno e inquebrantable. Pero decidiste salir a pasear a toda velocidad en una motocicleta y tuviste un accidente, ¿Fue castigo de Dios? No… tu podrás pensar lo que quieras y si decides pensar que Dios te dejó de amar y te castigó por “subirte a la moto” o alguna cosa que hiciste antes de subirte, pues ahí puede empezar a declinar el fervor y pasión de tu fe.
Tú estás eligiendo sembrar la semilla incorrecta. Empezarás a ver “moros con tranchete” como dicen en mi país.
Al siguiente día tal vez te tropieces y te rompas una mano, y entonces pensarás que Dios te está castigando aún más. Y así se va la cadenita de pensamientos negativos. Empezarás a imaginar cosas que no son.
La palabra de Dios, te lo repito, nos habla muchas veces de un amor inquebrantable que a pesar de lo que muchos digan y piensen, tal amor de Dios no va a cambiar por nuestros errores humanos.
El Señor se me manifestó hace ya mucho tiempo, diciendo: “Con amor eterno te he amado; por eso, te prolongué mi misericordia. Jeremías 31:3
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. Romanos 8:38-39
Y puedo enlistar aquí muchos versículos e historias escritas en la biblia que nos dan evidencia de un amor eterno e inquebrantable. Pero, humanamente, siempre será difícil de entender.
¿Cómo puede amar Dios con amor eterno a este pobre y sucio pecador?
Sinceramente, le estoy pidiendo a Dios que revele ese amor en tu corazón, que lo entiendas, lo sientas y lo creas, pero, que aun si no lo entiendes o lo sientes, o lo mires, que, aunque sea lo creas con una fe firme y sincera. Esta semillita de fe puede germinar y crecer en grandes milagros en tu vida.
¿Lo crees?