Estuve por mucho tiempo perdido,
viviendo una vida que no tenía sentido;
andando en medio de un mal camino,
el cual me aseguraba un pésimo destino.
Pase muchos años de soledad
buscando a alguien que mi alma pueda llenar.
Pensando que algún día eso llegaría a terminar
y que mi vida podría llegar a ser feliz al final.
Las cosas malas que hacía de manera constante
al final siempre terminaban por contristarme,
pues ninguna de estas podía llenarme
y cada día más empezaba a desesperarme.
Pase días y noches pensando, si hay razón en todo lo existente.
Lloré a veces pensando en que mi vida fue así por mala suerte.
Traté de buscar la aprobación y la compañía de mucha gente
pensando que tal vez ellos cambiarían esta sensación tan fuerte.
Conseguí muchos amigos que realmente no eran verdaderos amigos.
Su amistad era solo por momentos, por ratos muy definidos.
Solo cuando hacía cosas muy malas ellos estaban conmigo,
pero cuando más los necesitaba, se alejaban de mi camino.
Pase muchos años buscándole una buena razón a la vida;
intentando entender que la muerte no es la mejor salida.
Pero mi búsqueda fue en vano, pues no encontré lo anhelado
y comprendí que en el mundo no está lo que andaba buscando.
Hasta que un día, Tú llegaste a mi vida.
Me mostraste tu amor y curaste mis heridas.
Me diste salvación y alumbraste el camino que no veía,
y me llenaste con tu Espíritu calmando mi sequía.
Así pude comprender que todo lo existente cobra valor en ti
y que todo se hace nuevo y hermoso cuando tu estás aquí.
Me sentí muy alegre al ver que todo lo existente tiene
sentido cuando es tocado por ti, mi Dios.
Llegué a darme cuenta de que en el mundo no hay nada que se compare a tu presencia.
Siendo esta la que me llena de amor, la que me hace sentir bien y renueva todas mis fuerzas,
pues en el mundo no existe el verdadero amor. Ellos tienen una inmensa carencia,
la cual solo tú puedes suplir cuando en el corazón de las personas entras.
Ahora quiero que todos sepan que han sido creados con un gran destino,
el cual no se realizará hasta que permitan que en su corazón entre Cristo;
pues en cada una de las personas están las cosas que Dios les ha provisto
para que con ello y, la ayuda del Señor, obtengan lo que Dios ha querido.
Pues yo sé que tú eres y siempre serás la verdaderamente la vida,
el que da paz, amor y cura en el alma cada una de las heridas.
Por tanto, cuando las personas entreguen a ti sus vidas
estarán felices, pues tú les darás lo que ellos realmente necesitan.
By: Cristian Flores.