Dios te dice hoy: No respondas a la violencia con más violencia

Dios te dice hoy:

1.- NO RESPONDAS A LOS GRITOS CON GRITOS, A LAS NECEDADES CON NECEDADES, A LAS PROVOCACIONES CON IRA, TEN CUIDADO CÓMO RESPONDES.

Que no te pase como a Pedrito.

Pedrito era campeón de boxeo y era cinta negra en Karate. Se estaba perfilando como una nueva estrella en la escena de las “artes marciales mixtas’.

Ya no quería ir a la iglesia, porque decía estar cansado de tantas veces que su madre lo obligaba y hasta lo llevaba arrastrando al templo cuando era niño.

Se sentía realizado ahora que últimamente sus triunfos en el deporte lo habían rodeado de ofrecimientos de contratos y lo habían hecho popular con algunas chicas.

Acababa de cumplir 19 años y un sábado por la noche al salir de una función de boxeo a la cual él acudió de espectador, tuvo un pequeño incidente con su auto (el cual su madre le había regalado).

Se distrajo un poco y golpeó la parte trasera a un auto de lujo conducido por unos hombres mayores a él en edad.

Los hombres se bajaron del auto gritando y golpeando su ventanilla. En realidad, no era para tanto, era un golpecito, se podría arreglar rápido sin causar más problemas en ambos autos. Pero al sentir el golpeteo en los vidrios a Pedrito se le “calentó” la sangre.

Abrió su puerta con fuerza y uno de los hombres cayó al suelo. Salió de su auto y otros dos empezaron a golpearlo.

Pedrito estaba lleno de ira. El bien pudo haberse quedado adentro del auto, y esperar un poco a que se bajaran los ánimos, o esperar a las autoridades Aún no salían del estacionamiento del lugar del evento el cual estaba repleto de policías resguardando la seguridad y el tráfico.

Pero Pedrito no pensó en eso. Se abalanzó contra los hombres que lo atacaban y de dos golpes certeros, uno a cada uno, los envió a besar el suelo. Cayeron totalmente desmayados. Pedrito era demasiado fuerte y sus puños tenían una rapidez de rayo.

El tercer hombre, que había caído con el golpe de la puerta, se había levantado y se dirigía rápidamente hacia pedrito. Este, haciendo uso de sus habilidades en karate dio un salto y giro su cuerpo en el aire tratando de asestar una dura patada al rostro de su contrincante.

Pero al abrir sus ojos, Pedrito se miró rodeado de tubos, sonidos y olores típicos de un hospital. Por un momento ni siquiera sabia quien era, donde estaba, no recordaba nada.

Su madre al verlo abrir los ojos se acercó tratando de besarlo y abrazarlo sin poder lograrlo por tantas cosas que penetraban la piel de Pedrito, los tubos que le ayudaban a respirar y los cables de los aparatos que median sus datos biométricos.

Pedrito nos comentó después que justo antes de abrir la puerta de su auto y enfrentarse a esos hombres que buscaban pelea, el escuchó dentro de su mente la voz de su madre que le decía:

La blanda respuesta aquieta la ira. Hijito…la blanda respuesta aquieta la ira…hijito, la blanda respuesta aquieta la ira… Lo cual, según Pedrito, era un dicho de su madre el cual ella le repetía cada vez que el respondía con ira a otras personas.

No es que Pedrito fuera muy “iracundo”, pero eso de ser campeón de boxeo se le había subido a la cabeza y últimamente había estado a punto de liarse a golpes en la universidad, en la calle, en todo lugar, y también cuando más pequeño respondía con ira a las bromas de sus hermanos y primos. Su madre hasta lo hizo que escribiera esa frase 100 veces en una hoja de cuaderno.

Pero en aquel día de la trifulca trágica, los gritos de esos hombres lo volvieron loco, y desechó las palabras de su madre que resonaban en su mente.

Días después, en aquel hospital, se enteró lo que realmente había pasado.

En su momento de ira no se dio cuenta que los hombres que lo golpeaban estaban armados.

Según esto ellos eran “guardias” de seguridad de un hombre adinerado, pero en realidad también eran bravucones y solo buscaban divertirse un poco con el jovencito que había “arruinado” el automóvil de su jefe. (Arruinar es una exageración, era solo un rasguño en ambos autos).

Al verse derrotados por un jovencito, el hombre que se había levantado del suelo sacó una pistola rápidamente mientras Pedrito tomaba vuelo para asestar su patada con pirueta. El hombre disparó el arma y la patada de Pedrito nunca llegó a su blanco.

La bala atravesó su espalda, y según los médicos, Pedrito quedaría inválido de por vida, aparte de que tuvo que respirar con la ayuda de una máquina por varios días antes de salir del hospital.

Y así fue. Pedrito no pudo caminar más. 10 años después del incidente todavía llora con tristeza y amargura por haber rechazado la palabra de Dios.

¿La palabra de Dios? Cual palabra de Dios…. “La blanda respuesta quita la ira; Mas la palabra áspera hace subir el furor. Proverbios 15:1       No era solo un dicho de su madre. Era un proverbio de la biblia. Sigue leyendo después de esta imagen. Si deseas bajarla entra aquí.

Su palabra dice, la blanda respuesta aquieta ( o quita)  la ira.   

¿Esto significa que uno debe soportar abusos todo el tiempo?

No, pero tienes que usar de inteligencia y sabiduría para saber cómo y en qué momento responder y que tu respuesta sirva como una cubeta de agua sobre el fuego, y debes tener sumo cuidado cuando, tanto la provocación como tu respuesta pueden ser lo suficientemente explosivas como para causar dolor y hasta tragedias.

Si llegaste hasta este punto de este testimonio te felicito. Te vas a enterar de la ironía en esta historia.

Según los testigos de la trágica pelea, un auto de la policía llegó exactamente unos 5 segundos después de que el hombre disparó la pistola. 5 segundos.   

Desde que Pedro abrió la puerta del auto, hasta el momento en que cayó al suelo inconsciente, solo habían pasado, tal vez, ni siquiera 30 segundos. Pedrito pudo después confirmar que esto era verdad. Todo pasó tan rápido.

Si Pedrito tan solo hubiese permanecido en el auto unos segundos más, pero el mismo permitió que la ira lo envolviera y lo dominara, cegando su juicio y perdiendo la noción del tiempo, desconectandolo del entendimiento de cuáles pudieran ser las consecuencias de responder con golpes a la violencia.

Y no, aquellos hombres no fueron a la cárcel, ni se les castigó por haber accionado el arma. Según los documentos, ellos tenían “permiso” para portar armas, y el hombre disparó en defensa propia.

Y casi siempre la mayoría de las veces, en casos como este de peleas o provocaciones, es mejor ser humillado a tratar de hacerse el fuerte y dar pelea física. Si te lías a golpes tu realmente no sabes que pudiera pasar, aunque seas la persona más fuerte del mundo. Ya ves lo que le paso a Pedrito.

Pedrito reconoce su error (a medias), porque en su amargura aún continúa culpando a Dios por el incidente.

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