EE. UU. – Una mujer con cáncer incurable tuvo una experiencia que nunca olvidara: soñó con Jesús y al despertar, ya estaba sana. «Esto fue un milagro», explicó.
A Tecla Miceli le diagnosticaron mieloma múltiple, un cáncer de las células plasmáticas de la médula ósea, que se considera incurable. Sin embargo, con la fe centrada en Jesús y una oración contestada a través de un sueño, Dios, por su gracia, le dio su milagrosa sanación que ahora tiene confundidos a los médicos que la atendieron.
Tecla creció en Italia y se mudó a los Estados Unidos a la edad de 16 años con sus padres. Criada en un hogar católico, tuvo un encuentro más profundo con Cristo a través de la influencia de sus hijos, Gary y Laura, que habían sido parte de una iglesia evangélica en California.
Cuando tecla visitó por primera vez la iglesia de sus hijos fue tocada con el mensaje y siguió adelante. «Acepté a Cristo, pero no entendí lo que había estado haciendo. Llegué a casa. Nunca deseé volver a pecar», afirma.
Tecla fue diagnosticada con cáncer en su etapa inicial, pero decidió no hacer quimioterapia, pero después de tres años los médicos notaron un aumento alarmante en las células cancerosas. A pesar de todas las noticias terribles, nunca perdió la fe.
«Durante mi enfermedad, mi hija Laura oró conmigo todos los días y me dio palabras que aumentaban mi fe en Jesús», dice.
La mujer afirma que una noche hizo una oración sincera y derramó su corazón delante de Dios. «Sé que lo hice todo: estoy casada, tengo hijos, nietos, terminé la universidad, pero aún no estoy preparada para morir. Si me curas, contaré mi testimonio a todo aquel que me quiera escuchar”.
Cuando se fue a dormir, un día antes de tomar una nueva evaluación, Tecla tuvo un sueño impactante. «Yo colgaba de un acantilado muy alto y estaba a punto de caer, pero una mano firme y grande la dirigió con seguridad hacia el suelo y la libró de la muerte».
«Una vez que pisé el suelo, lloré porque sentí que había sido un milagro», explicó. Cuando me convencí, en el sueño, ella comenzó a anunciar a Jesucristo al público.
La mañana siguiente, Tecla se despertó sintiendo una paz increíble. Después de realizar la evaluación de la médula ósea y recibir los resultados, el oncólogo se sorprendió.
El médico explicó los resultados a la mujer: «Su evaluación previa tuvo un resultado de 27-32, es decir, un cáncer. Pero en esta prueba, la tasa volvió a 5 o 6. Eso no tiene sentido. Plasma sanguíneo nunca se retrae, Esto debe ser un error del laboratorio», dijo moviendo la cabeza con incredulidad.
Tecla contó su sueño al médico y le habló sobre su oración y su sanación. El médico la miró con asombro y dijo: «En 25 años de práctica nunca había visto algo así antes». A partir de ese momento, todas las evaluaciones sugirieron la ausencia de cáncer. «Esto es un milagro», exclamó la mujer.