Lidiar con la ira es difícil para muchos de nosotros. Por eso, a continuación, te vamos a contar la historia de un joven con muy mal carácter que tuvo que cumplir con una extraña petición de su padre.
Verás, este joven no podía controlar su ira, por lo que su padre le pidió que hiciera algo. Le entregó una bolsa de clavos y un martillo, y le dijo: “Cuando pierdas los estribos, clava un clavo detrás de la puerta.”
El joven, un poco confundido, aceptó. Aunque no podía encontrar el sentido de la petición de su padre, obedeció.
Así pasaron los días, cada vez que el joven se molestaba, se llenaba de ira, iba y clavaba un clavito en la puerta. Pronto la puerta estaba llena de clavos. Pero a medida que aprendió a controlar su temperamento, cada vez clavaba menos clavos detrás de la puerta.
De repente descubrió que podía controlar su mal carácter, ya no tenía que clavar un clavo cada vez que enfurecía. El extraño ejercicio de su padre había dado resultados. Clavar un clavo en la puerta le recordaba su mala actitud y ya estaba aprendiendo a controlar su ira.
Un día, logró controlar su carácter y ya no tenía motivos para clavar más clavos. Así que, fue y se lo contó a su padre. Este le sugirió que se sacara un clavo de la puerta cada vez que lograba controlar su temperamento.
Así lo hizo. Con el paso de los días, el joven finalmente pudo anunciarle a su padre que ya no había más clavos en la puerta. Por supuesto, fue un logro notable, pero su padre lo tomó de la mano y lo condujo hasta la puerta.
Al estar parados delante de la puerta, le dijo: «Has trabajado duro, muchacho, pero mira esos agujeros que han dejado los clavos en la puerta. Nunca volverá a ser la misma».
Cada vez que pierdes los estribos, dejas exactamente las mismas cicatrices que ves aquí en los demás. Puedes insultar a alguien y retractarte de lo dicho, pero la herida permanece y el mal se extiende.
La agresión verbal puede ser tan dañina como la agresión física. Ahora se necesita más trabajo para que la puerta luzca como nueva. Tienes que arreglar cada agujero, pero cuesta dinero y esfuerzo que quede como nueva».