Necesitamos con urgencia aprender a escuchar antes de hablar, juzgar, opinar y desacreditar. Escuchar no sólo las palabras, también los gestos, el tono, las acciones, los miedos, la frustración y el dolor de quien tal vez necesita ser comprendido.
Si hay alguien que escucha, entiende y atiende nuestras súplicas es Jesucristo, pero muchas veces somos nosotros los que no sabemos escucharle cuando nos habla, por eso debemos aprender a escuchar a Jesús.
Vivimos en un mundo lleno de ruidos ensordecedores
Los ruidos, las responsabilidades, ocupaciones y preocupaciones del día a día nos alejan de estar en constante comunión con el Señor y es allí cuando el estar acelerado nos enfría el alma. Nuestro espíritu necesita nutrirse para poder entender las situaciones y a nuestros semejantes.
“El que atiende a la palabra próspera. ¡Dichoso el que confía en el Señor!” (Proverbios 16:20)
Tal vez has pasado por situaciones difíciles en las que no has visto obrar a Dios y esto se debe a que en medio de la prueba no permites que su palabra penetre para darte el consuelo que te hace falta. Cuando escuchas de verdad a Jesús tus sentimientos y emociones cambian con respecto a lo que está aconteciendo. Eso que te causó dolor y trató de derrumbarte, ahora te ayudará a ser más fuerte y paciente.
Quien aprende a escuchar a Jesús sabe oír con el corazón aún en medio del silencio
Dios obra por caminos misteriosos y es por eso por lo que hay muchas cosas que no entendemos, pero no por eso debemos perder la certeza que habrá válido la pena la espera de una dulce respuesta. No importa cuál sea tu aflicción Dios está hablando a tú vida, algo quiere decirte con el proceso que estás viviendo. Veamos el siguiente fragmento de la composición de Alex Campos:
“El sonido del silencio”
Es mi amor que en ti espera y que siempre esperará,
Es tu amor que me condena a esta eterna libertad
Y aunque pasen mil silencios,
Pronto sé que me hablaras…
Pronto sé que me hablaras…
El sonido del silencio donde sé que escucharás,
El susurro de mi canto y el grito de mi llamar,
El llamado de mi alma pidiendo tu libertad
Yo quiero seguir riendo, aunque el llanto aquí está
Aunque el barco se me hunda sé que yo podré nadar,
La corriente de este río a tu amor me llevará.
Quise citar esta parte de la letra de esta canción para una vez más confirmarte que todos los caminos llevan al mismo objetivo, descansar en los brazos de nuestro Padre. Sea bueno o malo, Dios te está hablando, ríndete a Él porque su hablar es amor y tu escuchar debe ser con el corazón para que logres llegar a la meta celestial. Porque para la Él lo más importante eres tú, aprende a escuchar a Jesús.