En medio del tumulto y la agitación de la vida cotidiana, tenemos a un Padre que permanece constante: el Dios que aún escucha, el Dios que todavía contesta nuestras oraciones. En las profundidades de la fe y la devoción, encontramos un refugio en el único Dios que sana y perdona. Así es, somos afortunados por tener un Dios fiel que nos guía, nos protege y nos ama sin medida. Aquel que derrama bendiciones sobre nuestras vidas y sobre quienes amamos.
Este mensaje de amor y bendición que te presentaremos en el video al final de este post, nos recuerda que no estamos solos. Gozamos de la compañía de un Dios que trasciende el tiempo y el espacio, que bendice cada paso que damos y cada palabra que pronunciamos. Es un Dios que no solo nos guía, es nuestra brillante luz en la oscuridad, que nos muestra la dirección correcta en medio de la incertidumbre.
En la presencia de Dios nuestro amoroso
En su presencia, nuestras vidas son tocadas por su gracia sanadora y su perdón compasivo. Él cura las heridas del alma y renueva nuestras fuerzas, permitiéndonos superar las adversidades que se cruzan en nuestro camino. Sus manos poderosas no solo nos sostienen, sino que también nos levantan cuando caemos.
La promesa de protección es otra manifestación de su amor inquebrantable. En un mundo lleno de desafíos y peligros, encontramos seguridad en el único Dios que nos responde con su cuidado constante. No solo protege nuestros cuerpos, sino que también resguarda nuestras mentes y corazones de las trampas del miedo y la ansiedad.
En sus bendiciones, vemos la manifestación de su amor y su deseo de prosperidad para nosotros y nuestros seres queridos. Cada rincón de nuestras vidas es tocado por su generosidad, desde los planes que fraguamos en nuestra mente hasta las palabras que compartimos con otros. Nuestros hogares son bendecidos, nuestras familias abrazadas por su gracia y hasta el trabajo de nuestras manos es enriquecido por su influencia divina.
Mira el mensaje completo en el video
En el video que está al final, compartimos un valioso mensaje. Este nos exhorta a abrazar nuestra valentía interior, que viene de la fuerza de su Santo Espíritu, para que podamos enfrentar las batallas que se nos presentan con la fuerza y la determinación que provienen de este Dios poderoso. Aunque enfrentemos desafíos, no hay razón para temer, ya que el Dios que está con nosotros es más grande que cualquier adversidad. En la lucha, encontramos la fuerza de un guerrero y la destreza de un campeón, recordando que no estamos solos en la pelea.
En última instancia, este mensaje nos recuerda que somos amados no por ser perfectos, sino por haber aceptado Su amor y haber entregado nuestras vidas a Jesús, que nos guía y protege. Somos llamados a vivir con valentía, a confiar en Su dirección y a ser administradores sabios de las bendiciones que se nos otorgan.
Así que, en este día y en todos los días que siguen, recordemos al Dios que escucha, sana, protege y ama. En su presencia, encontramos paz y fortaleza, y en sus bendiciones encontramos prosperidad. Que este mensaje de amor y bendición sea una guía constante en nuestras vidas, recordándonos que somos amados más allá de toda medida y que tenemos un propósito en este mundo que va más allá de nuestra comprensión humana.