Aunque te sientas grande, hay otro más grande

Dios es mas grande. Aunque te sientas grande, hay otro más grande

En la vida tomamos actitudes erróneas que no solo nos hacen quedar mal ante nuestros semejantes sino también ante Dios. La arrogancia es una cualidad que desarrollan las personas vanidosas que creen que el mundo gira alrededor de ellos. Más Dios dice: “Castigaré al mundo por su maldad y a los impíos por su iniquidad; también pondré fin a la arrogancia de los soberbios, y abatiré la altivez de los despiadados” (Isaías 13:11)… Porque, aunque te sientas grande, hay uno más grande que tú.

El río y el mar

“Dicen que antes de entrar en el mar, el río tiembla de miedo, mira para atrás, para ver su recorrido, para ver las cumbres y las montañas, para ver el largo y sinuoso camino que abrió entre selvas y poblados; y ve frente a sí un océano tan extenso que entrar en él solo puede ser desaparecer para siempre.

Pero no hay otra manera: el río no puede volver, nadie puede volver, volver atrás es imposible en la existencia. El río precisa arriesgarse y entrar en el océano. Al entrar, el miedo desaparecerá, porque en ese momento sabrá que no se trata de desaparecer en él, sino de volverse océano…” (Khalil Gibran 1883-1931).

La vida pasa de largo

He citado este pasaje para ejemplificar y comparar cómo al ser humano le pasa la vida para ver hasta dónde puede llegar. Lo primero que haremos es imaginar que somos el río, las montañas, cumbres, selvas y poblados son todas las dificultades que debemos afrontar (problemas familiares, económicos, sociales y de salud) y muchas veces para superarlos no nos importa a quien podamos dañar.

La naturaleza es hermosa, pero muchas veces, aunque no lo quiera puede causar estragos, así también somos los seres humanos. Pero a diferencia de la transparencia de lo natural nosotros tenemos la capacidad de disfrazarnos y engañar para lograr nuestros objetivos lo que nos convierte en seres únicamente despreciables, pues teniendo la capacidad de razonar y hacer el bien optamos por obrar mal.

El río no sabe lo que hace 

El río solo sigue el camino que desde el inicio se le asignó pasar, por eso cuando le llega el momento de cambiar lo hace sin importar lo que tenga que arrastrar, más a nosotros Dios nos ha dado entendimiento y libre albedrío por lo cual podemos escoger el camino que queramos transitar.

Sin embargo, este autor metafóricamente hablando quiso destacar también que, a pesar de la naturaleza del río y sus no intenciones de destruir, cuando este toma su cause se llena de satisfacción, pues se siente feliz de haber logrado su fin. Más sin embargo su victoria hasta cierto punto es placentera porque antes de alcanzar la meta le embargan los miedos.

Así también ocurre con las personas, cuando no tienen a Dios es su corazón, se enfocan en trazar y cruzar su rumbo no importando a quién se lleven por delante con tal de seguir su camino. Estas personas olvidan que, aunque se sientan grandes, hay uno más grande y justo que, aunque no quiera vernos sufrir nos hará pasar por pruebas para enseñarnos que podemos lograr lo que queramos sin dañar a los demás cuando nos dejamos guiar por él.

Conclusión

Para que antes de llegar a la meta y miremos hacia atrás no tengamos que cargar con culpas de haber causado sufrimiento a aquellos que no lo merecían solo por beneficio propio. Por eso que debemos ser empáticos, humildes y caminar de la mano del Señor para que cuando nos toque adentrarnos al mar que queremos alcanzar lo hagamos sin miedos ni remordimientos de perder nuestra batalla y nos preparemos para las nuevas y buenas transformaciones.

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