Tomar licor es una de las prácticas sociales más comunes en todo el mundo. Si bien lugares como Arabia Saudita o Egipto lo prohíben por su cultura, en el mundo occidental está muy extendida esta práctica.
El licor según una creencia popular tiene ciertos beneficios médicos, pero nada más alejado de la realidad. Las bebidas alcohólicas no solo producen embriaguez sino también efectos negativos entre varios sistemas, en especial el cardiovascular y gastrointestinal.
¿Cuánto alcohol puedes tomar?
El máximo indicado por la OMS es de 3 cervezas o dos copas de vino al día, más allá de este límite comienzan sus efectos adversos.
Consumir alcohol de manera ocasional no trae grandes consecuencias, salvo la embriaguez del momento, pero el consumo crónico sin dudas es muy perjudicial.
Efectos del alcohol
Claramente, el primer problema que produce el alcohol o licor es la embriaguez. Esta se puede manifestar como deterioro con respecto a la conciencia y síntomas neurológicos.
Clínicamente, el alcohol también afecta al corazón generando aumento de la presión arterial y mayor gasto cardiaco, por lo cual una ingesta exagerada puede desencadenar una crisis hipertensiva.
El licor posee mucha azúcar la cual se almacena como grasa y glucosa en el cuerpo, generando sobrepeso, obesidad e inclusive trastornos endocrinos como diabetes.
Las bebidas alcohólicas llegan al hígado y generan un gran daño, a la larga se transforma en la conocida cirrosis. Pero si la persona ha padecido hepatitis o ingiere muchos analgésicos en su vida, el daño será mucho más rápido.
Alternativas al alcohol
Lo ideal es consumir ocasionalmente licor o en el mejor de los casos no hacerlo. El agua es la mejor bebida, pero muy claramente no tiene el poder adictivo del alcohol.
Las alternativas pueden ser alimentos sanos, como las frutas, la manzana y papaya tienen en su estructura química componente que otorgan saciedad.
Otra de las opciones es maní e inclusive frutos secos, con grasas en parte parecidas al licor pueden tener un efecto similar en lo emocional, pero sin la embriaguez.
No se recomienda el consumo de cerveza u otras bebidas alcohólicas sin alcohol, ya que las mismas tienen los mismos componentes nocivos, que pueden no generan embriaguez, pero sí alteran el equilibrio metabólico.
Buscar ayuda
Cuando el consumo de alcohol no se puede controlar e interfiere con la vida diaria, se habla de alcoholismo. Este problema es tratable inclusive si en un principio el paciente no colabora.
El alcoholismo es muy peligroso y por ello existen grupos de ayuda. La valoración por parte de un médico psiquiatra y un licenciado en psicología es fundamental para poder iniciar una terapia.
Es de recordar que, mientras más temprano se consiga ayuda, menos será el daño al organismo. La enfermedad en el hígado es algo serio, cuídate.
Recordar que el alcohol no es bueno y una o dos copas de manera muy ocasional no interferirán en nada, pero más de ello si será un problema para la persona y quienes lo rodean.