Dios Te Dice: Tengo Un Milagro en Mis Manos Que te va a Sorprender

Dios Te Dice: Tengo Un Milagro en Mis Manos Que te va a Sorprender

Dios se siente orgulloso de ti ❤️

“¡Muy bien!” “¡Estoy orgulloso de ti!” “¡Excelente, buen trabajo!”… ¿A quién no le gusta escuchar estas palabras de ánimo? El reconocimiento es parte de nuestro crecimiento. Sobre todo, si este viene de alguien que respetamos y admiramos. Definitivamente, el hecho de que se nos reconozca nuestro esfuerzo, esto es algo que tiene que ver mucho con nuestra autoestima.

Ahora bien, cuando hacemos las cosas para nuestro Dios, lo hacemos porque entendemos que la gloria es de Él. Pero, ¿alguna vez has pensado en cómo te sientes cuando te dicen lo orgulloso que están de ti? Es probable que te sientas inspirado, confiado y motivado. Si lo vemos detenidamente, también podemos llegar a una conclusión lógica, y es que desde el momento en que comenzamos a ser reconocidos por nuestros logros, comenzamos a sentirnos más seguros de nuestras habilidades y eso nos permite ir por más.

De hecho, esto es algo bíblico. Sí, está en la Biblia, en Mateo 25:19-23 tenemos un ejemplo. “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor”.

Hay muchos versículos que hablan del reconocimiento. En 1 Tesalonicenses 5:12 dice: Hermanos, les pedimos que respeten a los que trabajan entre ustedes, los guían y reprenden en el Señor.

En 1 Timoteo 5:17: Los ancianos que cumplen bien con su deber en la iglesia, especialmente los que se dedican a predicar y enseñar, deben ser doblemente apreciados y recompensados.

¿Quieres saber algo increíble? Dios se siente orgulloso de ti todos los días

Así es, Dios está orgulloso de ti cada día, simplemente por el hecho de ser su hijo. Sí, has leído bien, Dios está orgulloso de ti. Quédate hasta el final, porque te tengo un vídeo hermoso que muestra cómo y por qué nuestro Padre Celestial se siente orgullo de ti.

Dios tiene mucho que decir sobre cómo se siente respecto a nosotros. Por ejemplo, en Romanos 8:16, leemos:»El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios”. En otras palabras, nuestro amoroso Padre nos asegura que somos suyos, y la prueba de ello es que nos ha dado el Espíritu Santo para que esté con nosotros, nos guíe y nos hable.

Cuando Dios nos dijo que le pertenecíamos, confió en que haríamos cosas grandes y maravillosas que lo glorificarían a él y a su Reino. En Lucas 10:19, leemos:

«Les he dado poder para pisotear serpientes y escorpiones y para vencer todo el poder del enemigo; nada les dañará».

Este poder y autoridad nos es entregado únicamente porque somos hijos de Dios. Él no nos concedió esto simplemente para nuestro beneficio personal, sino para que lo usemos para su gloria.

Todo sea para su gloria

Sin embargo, ¿alguna vez has sentido que no eres lo suficientemente bueno? ¿O qué tus logros no son tan significativos? Puede que sientas que estás luchando por tu identidad o por tu valía. Pero recuerda, Dios tiene un plan para ti y para tu vida. Él nos hace hijos suyos con un propósito específico: glorificarlo a él y hacer su voluntad en la tierra.

Cuando entendemos nuestro papel y nuestras habilidades desde el punto de vista de Dios, podemos estar seguros de que estamos en el camino correcto. Sabemos que Dios se siente orgulloso de nosotros y esperará ver lo que podemos hacer con los talentos que nos ha dado.

Por otro lado, se siente muy bien ser reconocidos como hijos de Dios cuando hacemos lo correcto. Se siente uno bien orgulloso de nuestro Padre al escuchar: «Ese es un hijo de Dios, un verdadero siervo de nuestro Señor”.

Conclusión:

En última instancia, ser hijos de Dios es algo de lo que podemos sentirnos orgullosos, y no debemos sentirnos avergonzados o inseguros acerca de nuestra posición en la familia de Dios. Debemos seguir buscando su voluntad y haciendo lo que es justo a sus ojos, sabiendo que él se sentirá orgulloso de nosotros con cada acción correcta que tomemos.

Es un honor saber que Dios está detrás de nosotros todo el tiempo, sosteniéndonos y animándonos en nuestra fe. Somos hijos de nuestro Padre Celestial, y Dios se siente orgulloso de ti. ¡No hay mayor regalo que ese!

Ahora abre tu corazón y tu mente y escucha este vídeo. Te aseguro que serás bendecido:

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