Vivir en abundancia es el sueño de todos. Actualmente, vivimos momentos críticos en todos los sentidos. Cada país vive una situación distinta, unos viven crisis financieras, otros sufren guerras y un sin número de conflictos internos que afectan a cada uno de sus ciudadanos.
Sin embargo, en estos últimos tiempos se han dado situaciones ambientales que han repercutido mundialmente. La pandemia es un suceso que conmocionó al mundo entero: la muerte, desolación, tristeza y escasez reinaban en cada rincón del planeta.
No obstante, acostumbrados a vivir cómodos, esta circunstancia nos llevó a valorar muchas cosas, sobre todo en lo personal y espiritual. “El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia” (Juan 10:10).
En abundancia, no todo es dinero
Pasar por esta mala experiencia nos llevó a darnos cuenta de que no todo es dinero, pues durante la pandemia murió gente adinerada y personas de bajos recursos.
“Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee” (S. Lucas 12:15).
Muchos nos preguntamos ¿Por qué nos tocó pasar por esto? ¿Acaso Dios nos abandonó?
Los seres humanos nos hemos olvidado de nuestro Padre y nos hemos enfocado en acumular riquezas materiales cuando nuestra verdadera ganancia está en Cristo Jesús.
“Pero la gracia de nuestro Señor fue más que abundante, con la fe y el amor que se hallan en Cristo Jesús” (1 Timoteo 1:14).
La salud, hoy y siempre, es lo más importante
Cuanto más damos, más recibimos. Dios es la abundancia misma y Él quiere que prosperemos, no solo que sobrevivamos. La abundancia es una mentalidad que nos permite ver el mundo como nuestra fuente, en lugar de nuestro adversario.
Así es, es un estado en el que uno se siente afortunado y agradecido por lo que tiene. Es una forma de pensar que ve oportunidades en lugar de obstáculos, posibilidades en lugar de trampas y soluciones en lugar de problemas. Cuando vivimos en la abundancia, creemos que hay mucho para todos. Sabemos que hay suficiente amor, tiempo, dinero y felicidad para todos. Cuando adoptes esta mentalidad, ¡cambiará tu vida para siempre!
Sin embargo, lo más importante ahora y siempre es tener salud y vida, Jesús quiere y puede darnos eso y más.
“Por esto, despójense de toda inmundicia y de la maldad que tanto abunda, para que puedan recibir con humildad la palabra sembrada en ustedes, la cual tiene poder para salvarles la vida” (Santiago 1:21).
Si somos bondadosos alcanzaremos gracia, si somos justos, benignidad y si somos amables, tranquilidad.
Qué mejor cosa que recibir abundancia de espíritu, que el tiempo malo no te robe la paz, No abras paso a las emociones negativas que solo traen angustias al corazón, al contrario, enfócate en cultivar una buena comunicación con el Padre y prepárate para recibir lo que el dinero no puede comprar. “Que reciban misericordia, paz y amor en abundancia” (Judas 1:2).
Vivir con una mentalidad de dar
La abundancia empieza por dar. Es a través del acto de dar que abrimos las puertas de la abundancia en nuestras vidas. Se trata de dar con amor, con todo el corazón, sin esperar nada a cambio.
Te explico, cuando das por amor, te abres a recibir abundancia. Así que empieza por dar tu tiempo, tus conocimientos, tus habilidades, tu apoyo, etc.
Da a tu familia, a tus amigos, a tu comunidad y a las personas menos afortunadas. A veces pensamos que las personas menos afortunadas son las que no tienen dinero. Hay mucha gente adinerada que sufre, que tristemente son desafortunadas en el amor, en la salud. Son pobres en la felicidad que solo da Cristo.
Da a los necesitados, eso cambiará tu vida. Nada volverá a ser lo mismo. La abundancia es algo hermoso.
Agradece la abundancia que tienes
Por lo general, nos centramos tanto en las carencias de nuestra vida que nos olvidamos de toda la abundancia que ya tenemos. Todo lo que tienes en tu vida es un regalo. Cada relación, la salud, la familia, el techo sobre tu cabeza y la comida en tu mesa son todos regalos.
La abundancia puede encontrarse en los lugares más peculiares. Tienes todo lo que necesitas para ser feliz, estar sano y tener éxito.
El verdadero sentido de la vida
Vivir este proceso tan duro, la pandemia nos enseñó el verdadero sentido de la vida, amar para ser amados, sanar para ser sanados y confiar para ser prosperados.
“He aquí, yo le traeré salud y sanidad; los sanaré y les revelaré abundancia de paz y de verdad” (Jeremías 33:6).
Por eso hoy te digo aunque no entiendas el propósito Dios es bueno, él quiere sanar tu fe y multiplicar tus fuerzas.
El poder del Maestro es infinito para hacer posible todas las cosas, solo debes creer que lo que anhelas ya está hecho “Y a aquel que es poderoso para hacer todo mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que obra en nosotros” (Efesios 3:20). Cuando reflejas tu credibilidad inspiras, pues de la abundancia del corazón, habla la boca.