Las personas que poseen una voluntad de hierro son, por lo regular, fuertes y alcanzan sus metas. Esto se debe a que pueden resistirse.
Entonces, ¿cómo fortalecemos nuestra fuerza de voluntad?
Un paso importante para vivir una vida mucho más exitosa, más saludable y con relaciones más satisfactorias es recurriendo a tu fuerza de voluntad.
Pero, ¿qué es fuerza de voluntad?
Según el diccionario, la fuerza de voluntad es nuestra capacidad humana, finita y susceptible, para echarle ganas o esforzarnos para hacer una cosa. Pero yo te digo que se trata de algo más, se trata de controlar nuestro comportamiento para dejar de lado una satisfacción inmediata en favor de un objetivo a largo plazo.
Estas definiciones se utilizan con frecuencia en todo el mundo. La persona que carece de determinación, por ejemplo, de abstenerse de consumir alcohol o de murmurar tiene serias dificultades. Pero cuando Dios entra en nuestra vida, todo cambia. Empezamos a comprender que debemos someternos a su plan y que es Él quien nos proporciona el verdadero poder cuando lo necesitamos.
Asimismo, la fuerza de voluntad, si se usa mal, es agotadora. Sin embargo, es muy necesaria para evitar que las personas se vuelvan impulsivas o perezosas. Así que, controlándonos, podemos no caer en situaciones en las que puedan ver su integridad comprometida
¿En cuáles situaciones necesitamos tener más fuerza de voluntad?
Necesitamos ser fuertes en toda situación. Humanamente, muchas veces es imposible. Pero Dios, Todopoderoso, nos da la fuerza.
Necesitamos ser fuertes, por ejemplo, para prestar atención a algo o a alguien por un periodo prudente. De igual modo, necesitamos ser fuertes para evitar murmurar a las personas. Tenemos que tener voluntad de hierro para no tomar alcohol, no fumar o no usar sustancias ilícitas.
Pero en su modo más simple, prestar atención, por ejemplo, puede ser muy difícil para nosotros, ya que se requiere de callar nuestra mente, controlar nuestras emociones y concentrarnos. De hecho, a muchos nos cuesta, sobre todo, si el tema no nos interesa.
Pero en fin, es difícil tener autocontrol en muchas situaciones, ya sea por el estrés o la falta de atención o alguno de los pecados capitales.
Otras causas de tu falta de voluntad
A veces, nuestra falta de voluntad nos hace llevar por la corriente. En otras ocasiones, nuestro dolor es tan grande que nos empuja, nos obliga a reafirmar nuestra voluntad.
La cosa se pone mucho más difícil es cuando, mentalmente, nos gana la pereza o tenemos bajas aspiraciones. Pero es ahí, cuando eres creyente, que puedes ver maravillado cómo, si confías, una fuente inesperada te da esa fuerza, ese empuje que necesitas para vencer.
No obstante, una persona con voluntad de hierro, sobresale por encima del resto. Se abre paso. Es decidida, imparable. Sabe que tiene que hacerlo, porque así está escrito en las Escrituras, y lo hace.
También, esta persona fuerte se aparta de su pecado porque reconoce que aquello es su punto débil, pero también confía en que su fuerza viene de lo Alto y vencerá.
Así es, una fuerza de voluntad férrea derriba murallas, construye paredes o puentes si es necesario. Si no le es posible, confía plenamente en su Dios. Sabe bien que su Señor pone donde no hay.
Usa el poder de tu mente
Un mentalista te dirá que, eleves tu mente, que tengas autocontrol… Alguien puede que te sugiera que pongas de tu parte, que uses el poder de tu mente. En ocasiones, esto podría funcionar, pero a veces… no. Simplemente, no podemos controlarnos. Puede que esto hay de dónde sacar fuerzas, no hay.
La buena noticia es que en Cristo puedes vencer, solo debes permitírselo.
La Biblia menciona la eficacia de la fuerza de voluntad.
Si solo es por nuestro esfuerzo, ninguno de nosotros puede vivir como Dios quiere. Tanto las personas con una robusta fuerza de voluntad, así como las que tienen una fuerza de voluntad débil están incluidas en Romanos 3:10. Como dice en la Biblia, «No hay un solo justo, ni uno solo”.
Dios es consciente de que nuestra fuerza de voluntad no será suficiente para mantenernos en el camino correcto. El Señor de los ejércitos declara:
“Ni por ejército, ni por la fuerza, sino por mi Espíritu” (Zacarías 4:6).
¿Para acercarnos a Dios, necesitamos fuerza de voluntad?
Quizás ahora creamos que orar y leer la Biblia requiere de fuerza de voluntad. Y la respuesta es NO: nuestra relación con nuestro Salvador no depende de nuestra capacidad o de nuestro esfuerzo.
Es Dios quien trae la alegría a nuestra vida; lo importante es reconocer de dónde sacamos nuestro poder y sabiduría para vivir. Puede que simplemente no elijas vivir con alegría en medio de los desafíos.
Recuerda que el publicano y el fariseo buscaron a Dios, pero solo el publicano reflexionó sobre su genuina condición ante su Creador, y fue justificado. El otro tenía fe en su propia capacidad y sabiduría.
El valor del autocontrol se destaca en la Biblia.
La capacidad de refrenar nuestras emociones e impulsos se denomina autocontrol en la Biblia. Al ejercer el autocontrol, demostramos que la obra del Espíritu Santo en nosotros nos ha dado poder sobre nuestro cuerpo. Nuestra capacidad de obedecer a Dios en todas las facetas de nuestra vida se ve fortalecida por esta autoridad espiritual.
Según la Biblia, el autocontrol o dominio propio es un ejemplo del fruto del Espíritu Santo en la vida de un creyente. En general, la capacidad de controlarse a sí mismo se denomina tener autocontrol. Pero en la Biblia, tiene que ver con lo que el Espíritu Santo hace en nosotros. Nos desarrollamos en el área del autocontrol más y más a medida que dejamos que el Espíritu Santo influya en nosotros.
Asimismo, la falta de autocontrol es pecado, ya que forma parte del fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23). Dicho esto, la primera repercusión es ahora más clara: el pecado será el resultado de la falta de autocontrol. La falta de autocontrol te llevará a ceder a la tentación y a dejarte llevar por lo que ves, sientes o deseas.
En consecuencia, si estás en comunión con Dios, quédate con ÉL. La falta de fuerza de voluntad puede llevar al pecado, pero en sí no es pecado. ¡Bendiciones y ánimo!