La generosidad es una virtud que no todos poseemos, pues es una característica individual y deseable del ser humano. Para dar hay que sentir, “Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría” (2 Corintios 9:7).
Ayudar a los demás nos llena de satisfacción y tranquilidad, nos vuelve más empáticos con nuestros semejantes para estar a su disposición cuando lo necesiten. Sin embargo, debemos estar atentos a quienes ayudamos para que nuestra buena voluntad no sea burlada.
Cuando abusan de nuestra generosidad
Sin embargo, hay quienes a pesar de los riesgos que conlleva ser solidarios dan a manos llenas porque saben que su recompensa no está en el hombre, sino en el que añade riquezas sin tristezas, “Para que estéis enriquecidos en todo para toda libertad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios” (2 Corintios 9:11).
Así que si tu espíritu es bondadoso y trabajas duro por lo que quieres estás destinado a alcanzar el éxito y la paz que viene de Dios, pues vale más recibir sabiduría e inteligencia que plata y oro, por eso sé generoso.
¡Por Voluntad y con Optimismo!
Tratemos de ayudar al prójimo porque nos nace y no porque no los impongan, que la acción que vayamos a realizar nos haga sentir libres. Esto es porque cuando damos por obligación la acción se convierte en favor y la mayoría de las veces los favores se pagan. Es decir, que siempre vamos a esperar recibir algo por lo que hemos hecho.
Cuando Dios sacrificó su vida por nosotros lo hizo por amor y sin presiones, asimismo él espera que lo hagamos nosotros, “Porque si primero hay voluntad dispuesta, será acepta según lo que uno tiene, no según lo que no tiene” (2 Corintios 8:12).
Da de lo que tengas con ánimo y regocijo dinero, cobijo, vestido, calzado, amor, apoyo, lealtad, consejo, esperanzas. La generosidad no solo es dar ayudas materiales, también es socorrer al amigo cuando se siente solo y desvalido. Has bien sin mirar a quien, procura buenas acciones que provoquen bendiciones.
¡Justos y Agradecidos!
Servir a los demás es símbolo de gratitud, las personas que ayudan al prójimo generalmente se sienten agradecidos con Dios y la vida por las bendiciones recibidas, pues creen fielmente en que su prosperidad viene del cielo, por eso hagámoslo con sinceridad.
Si al momento de ayudar lo hacemos con engaños o esperando algo a cambio, nuestro proceder se vuelve una mentira, y corremos el riesgo de que nuestras acciones no sean aprobadas y que se nos pague con la misma moneda. “Dad y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir” (S. Lucas 6:38).
No dejes que la malicia te haga perder las bendiciones del Padre, pues él aborrece la mentira. “El peso falso es abominación a Jehová; más la pesa cabal le agrada” (Proverbios 11:1), aparta de ti las malas intenciones para que tu obrar sea íntegro.
Los beneficios de ser generoso
Ser dadivoso potencia las emociones que te hacen sentir libre y feliz. Esto permite desarrollar características positivas a nivel personal, que te convierten en una persona: respetuosa, atenta, responsable, abierta, empática, considerada y siempre presta en el momento que tu semejante lo necesite.
Recuerda la persona generosa prospera en todos los sentidos: material, personal y espiritualmente, pues al regalar tiempo y esfuerzo al necesitado ha sembrado en tierra fértil y lo que cosechará no será en vano.