En la vida hay situaciones que nos incomodan y con las que no estamos de acuerdo, lo que hace que en nuestro interior surjan deseos de querer cambiarlo todo. Pero generalmente, esta ansia desaparece al darnos cuenta de que para ello es necesario decidir cambiar.
El miedo nos paraliza y limita, el no saber qué hay después de aquí. Por eso, debemos tomar una actitud de valentía y arriesgarnos a salir de nuestra zona de confort.
La comodidad
La comodidad es una sensación de bienestar agradable con la cual muchas veces creemos estar perfectamente bien. Sin embargo, esta emoción a veces nos lleva a ser arrogantes sin darnos cuenta. Razón por la cual suceden cosas negativas que nos afligen y es en medio de la prueba que llegamos a reflexionar en cómo debemos actuar en realidad. Mahatma Gandhi dijo: “Si quieres cambiar el mundo, cámbiate a ti mismo”.
Decidir cambiar es aceptar dejar a un lado ciertas costumbres que nos harán ser cada día mejor. La realidad en la que vivimos sería muy diferente si en vez de pensar en nosotros mismos, buscáramos hacer cosas que ayuden al bien común. Jesús no pensó en él cuando aceptó morir en la Cruz, su principal fin fue darnos vida eterna a mi y a ti, por eso su proceder siempre fue en rectitud.
Coopera
Cuando tenemos claro que para avanzar debemos cooperar en algunas situaciones, nos mantenemos más cerca de nuestro objetivo. La meta de Jesús era darnos la vida eterna y a través de su acción alcanzó la redención.
“La vida es una marioneta del tiempo en la medida en que cambia a cada instante, cambia el mundo interior y el exterior de forma que no somos los mismos dos instantes seguidos” (Aldous Huxley).
Esto quiere decir que, aunque nos neguemos a cambiar, las transformaciones ocurrirán.
Dios está obrando un cambio sobrenatural en tu vida
Debemos estar preparados para todo, lo bueno y lo malo producen cambios. Las transformaciones toman tiempo, Dios está obrando un cambio sobrenatural en tu vida, pero debes permitirle liderar tu proceso mientras te apegas a la enseñanza Proverbios 3:1-2 dice:
“Hijo mío, no te olvides de mi enseñanza, y tu corazón guarde mis mandamientos, porque largura de días y años de vida y paz te añadirán”.
Lo más importante es que lo que vayas a hacer, te genere paz, así es que los cambios valen la pena. Solo hay un lugar donde puedes cambiar el aspecto de todas las cosas y es el lugar secreto de Dios.
Es en su presencia donde puedes experimentar una vida en libertad y bendición. Obedecer nos exime de culpas, por lo que al vivir una vida en rectitud nos asegura tranquilidad y confianza.
Felices por siempre
Aunque aún no hay nadie que haya manifestado haber hallado la felicidad eterna en la tierra, existen quienes estando en los caminos del Señor han sentido seguridad y calma en medio de las desesperanzas. No dejes que las pruebas te aflijan, ni que los cambios te hagan daño, porque, aunque no lo veamos todo esto ocurre para renovar nuestras vidas.
Necesitamos ser más empáticos con nuestros semejantes y todo lo que hay en el mundo, por eso debemos cambiar nuestra actitud. Preocuparnos de cómo podremos llegar a afectar algo o alguien es el punto de partida para reinventar nuestro día a día “Reteniendo la palabra fiel que es conforme a la enseñanza, para que sea capaz también de exhortar con sana doctrina y refutar a los que contradicen” (Tito 1:9). ¡Los cambios son de Dios! No lo olvides.