Dios te Dice: Tengo Grandes Cosas para Ti, Dame tu Mano, Yo te Guiaré a Tus Bendiciones

Dios te Dice: Tengo Grandes Cosas para Ti, Dame tu Mano, Yo te Guiaré a Tus Bendiciones

Dios no quiere que corras detrás de promesas falsas

Todos deseamos obtener bendiciones y vivir una vida mejor, queremos ser felices y lograr nuestros sueños. Y en este proceso, a veces nos encontramos corriendo detrás de promesas falsas que nos llevan por caminos equivocados. Pero, ¿por qué Dios no quiere que hagamos esto? En este post, te explicaré por qué Dios nos invita a confiar en Su promesa y no en las promesas falsas del mundo.

Dios quiere darte sus bendiciones, quiere que te mantengas alejado del enemigo

En primer lugar, las promesas falsas son engañosas e inestables. A menudo, nos prometen lo que queremos escuchar, pero al final no cumplen con lo prometido. Como resultado, nos sentimos defraudados y perdemos la confianza en nosotros mismos y en quienes nos rodean. En cambio, la promesa de Dios es sólida y verdadera. Él nos promete bendiciones, amor, paz, esperanza y vida eterna en Él. La fe en la promesa de Dios nos da verdadera alegría y satisfacción.

En segundo, Dios sabe lo que es mejor para nosotros. A veces, pensamos que sabemos lo que queremos, pero en realidad no tenemos idea de lo que necesitamos. Dios siempre tiene un plan perfecto para nuestras vidas. Él sabe qué es lo que nos hará felices y nos llevará a cumplir nuestra misión en esta tierra. Buscar la felicidad en las promesas falsas solo nos lleva a la insatisfacción y la desesperación. Pero si confiamos en Dios y en Su plan, podemos tener la verdadera paz y la felicidad que viene de Él.

En tercer lugar, las promesas falsas nos llevan a poner nuestra confianza en cosas temporales. Nos apegamos a cosas que eventualmente desaparecerán o nos decepcionarán. El dinero, el éxito, la fama y el poder son cosas que pueden desaparecer en un instante. Pero la promesa de Dios es eterna. Él nunca nos abandonará y siempre estará allí para nosotros. Si ponemos nuestra fe en Él, podemos estar seguros de que nuestra esperanza y nuestra fe nunca serán en vano.

En cuarto lugar, Dios nos invita a confiar en Él para nuestro futuro. Cuando confiamos en falsas promesas, a menudo nos centramos en el aquí y ahora. Pero la promesa de Dios es para nuestro futuro. Él nos promete un futuro lleno de esperanza y bondad en Su presencia. ¿Qué puede ser mejor que eso? Si confiamos en Dios para nuestro futuro, podemos estar seguros de que Él nos guiará por el camino correcto y nos llevará a la felicidad eterna.

Conclusión:

En resumen, Dios no quiere que corramos detrás de promesas engañosas, inestables y temporales para obtener nuestras bendiciones. Él nos invita a confiar en Su promesa sólida y verdadera para nuestro presente y nuestro futuro. Si confiamos en Él, podremos tener la verdadera paz, la felicidad y la esperanza que solo Él puede darnos.

Así que, en lugar de correr detrás de las falsas promesas del enemigo, pongamos nuestra fe y nuestra esperanza en Dios y en Su promesa eterna.

 

Ahora dale tu mano, escucha las grandes cosas que Él tiene para ti:

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